Saturday 24 April 2010

Viaje a Tokio: Comiket 77

Tras unas semanas algo ajetreadas, os traigo la segunda parte del reportaje de mi viaje a Japón. Después de hacer un esbozo de Tokio, paso a hablar del Comiket, el evento dedicado a los doujinshis más grande del mundo.

Seguro ya habréis oído hablar de esta gran feria, a la que han dedicado animes como Comic Party y Doujin Work. Entonces probablemente os sonará este edificio de aquí:

¿Sí? ¿No? Bueno, por si alguien va perdido, haré una pequeña introducción informativa. Como ya he mencionado arriba, el Comiket es un festival dedicado a los doujinshis, que vienen a ser lo mismo que los fanzines en occidente. Es decir, publicaciones independientes hechas por fans, lo mismo que hacemos en Life in a Glasscase. Así pues, se trata de un evento manganimero que está centrado en las creaciones de los aficionados. Tiene lugar en Tokyo Big Sight (el edificio vanguardista de arriba), un centro de convenciones de Tokio.

El Comiket se celebra dos veces al año: una en verano y una en invierno. Yo tuve la gran suerte de asistir a la edición número 77, que se celebró del 29 al 31 de diciembre del 2009. Y digo "gran suerte" porque es una experiencia grandiosa, que todas personas interesadas en el manga deberían vivir.

A continuación podéis ver imágenes de los planos del Comiket, para que os hagáis una idea del tamaño de la movida. Para ver las imágenes a tamaño completo sólo tenéis que clicar sobre ellas.

En estos dos planos está representado el pabellón este, que está dividido en 6 sectores en los que se distribuyen las mesas de los círculos de doujinshi. Las mesas están agrupadas por filas, cada una de las cuales tiene asignada una letra de las nuestras o una sílaba en katakana. Y cada mesa, que puede ser compartida por dos círculos, tiene un número. Cada uno de esos pequeños cuadraditos en el plano es la mesa de uno o dos círculos.

Los círculos son los grupos de aficionados que publican los doujinshis. Pueden estar formados sólo por una persona, o bien por varias personas. Ahora viene la pregunta del millón: ¿cuántos doujinshis distintos se venden aproximadamente en una edición de Comiket? El imposible saberlo. Al igual que es imposible comprarlos todos. Y eso no es todo.

Faltaba el pabellón oeste, que está dividido en dos zonas, con sus correspondientes filas y mesas numeradas. Se accede de un pabellón a otro sin salir a la calle, por un pasillo que conecta las dos zonas.

Vistas las dimensiones del festival, os preguntaréis cómo es posible orientarse en ese mar de mesas y gente. Los novatos solemos recurrir a la guía del Comiket...

... que es este tochón de la foto. La guía está repartida en tres apartados, uno para cada día del evento. Se puede encontrar información útil como los mapas, las listas de los círculos y (lo más importante para los que tengan problemas leyendo en japonés) ejemplos de ilustraciones de cada círculo que participa en el evento. La guía también se puede conseguir en versión CD-ROM.

Aquí se puede apreciar un ejemplo de páginas de la guía. En cada recuadro viene una ilustración, que ayuda a hacerse una pequeña idea del estilo de dibujo de los artistas. En estas páginas en concreto, se pueden ver dibujos de círculos de doujinshis basados en Code Geass, Gundam, Togainu no chi, Kichiku megane y otras.

Los círculos no están distribuidos de forma aleatoria. Se agrupan por series, incluso por parejas si una serie es muy popular. En el Comiket 77 había una zona dedicada a los doujinshis de Kuroshitsuji, una zona dedicada a la pareja Antonio x Lovino de Hetalia, una zona dedicada a Miku Hatsune de Vocaloid. Como es prácticamente imposible recorrer todo el edificio y ver todos los círculos, los visitantes suelen ir solamente a las zonas de las series y los círculos que les interesan.

Un día de Comiket, lo primero que se encuentra uno al acercarse a la zona del Tokyo Big Sight es un mogollón de gente. La cola es impresionante, hay personas por todos los lados y la muchedumbre no hace más que aumentar. Algunos van preparados y se traen pequeñas sillas plegables para sentarse cómodamente. También se ven muchas maletas, una solución muy práctica para no tener que cargar con decenas de doujinshis al final de la jornada.

La mayoría de los asistentes viene mucho antes de que se abran las puertas del evento, ya que las ediciones limitadas de algunos doujinshis se agotan durante las primeras horas y son imposibles de conseguir después. Pocos minutos antes de la apertura del Comiket, las personas que estaban sentadas en la cola se van levantando y aguardan expectantes a que los organizadores den el pistoletazo de salida. Entonces, a las 10h, empieza la acción.



La cola se mueve rápidamente, centenares de pies caminan con paso ligero para encontrarse con sus ídolos. La espera no se hace muy larga; el Comiket es un evento gratuíto, por lo cual no es necesario comprar entradas. Simplemente se accede con orden al interior del recinto. Cabe destacar que, a pesar de tratarse de un festival organizado por voluntarios (alrededor de 2400 personas según la página web oficial), la organización es impecable. Aunque cuente con una asistencia que ya les gustaría tener a muchos eventos generalistas europeos (durante los tres días que dura, pasan por el evento unas ¡500.000 personas!), no se puede hablar en ningún momento de caos.

Así es como se ve el edificio por dentro. Me hubiera gustado sacar alguna foto desde arriba, pero estaba demasiado ocupada comprando doujinshis. Se supone que dentro no se puede ni correr ni sacar fotos, pero yo hice las dos cosas, alegrándome de no ser japonesa. A los extranjeros se nos perdona todo. Eso sí, hay que saber disimular un poco, si se es demasiado obvio, incluso los japoneses se molestan.

Así pues, el primer día del Comiket, fui a comprar compulsivamente. Antes de venir, me había mirado varias veces el catálogo, había completado mi mapa con la localización de los círculos que me interesaban y había decidido mis prioridades. Al entrar, fui directa a comprar los libros de los círculos que más me gustaban.

¿Os suenan estos dibujos? Sí, es lo que parece, Yun Kouga, la autora de Loveless. Hay muchos dibujantes que empiezan en el Comiket para después convertirse en autores profesionales. Pero también hay muchos autores consagrados que no renuncian al placer de autopublicarse y siguen sacando doujinshis...

... como las autoras a las que pertenecía este stand. Son Eiki Eiki y Taishi Zaou, dos mangakas cuyos mangas originales han sido publicados en Japón, EEUU, Francia, Alemania... Pero resulta que estas dos mujeres son fujoshis hasta la médula y disfrutan cosa mala sacando doujinshis (la mayoría R-18) sobre sus series preferidas. Dos diosas en el pandemonio del yaoi.

Otro círculo popular, Kamukemu. Llevan tres años publicando y se especializan en doujinshis de Sayonara Zetsubou sensei. Ignoro si publican de forma profesional. En el Comiket, los círculos más populares consiguen mesas en los extremos del recinto, cerca de las salidas. La razón es que a veces se forman colas nada desdeñables y, para que no colapsen el paso, las colas se sacan fuera del edificio. A medida que se acerca su turno, los compradores van entrando, eligiendo los libros y pagando.

Otra cosa que tienen los círculos populares es que los artistas no suelen estar presentes en el stand. Fui preguntando expresamente en cada puesto en el que compraba y los círculos famosos tenían a gente mandada vendiendo (bueno, no, supongo que eran amigos o conocidos o ayudantes). Una lástima. En cambio, en las mesas de círculos pequeños, pude conseguir firmas y hablar con los autores.

A continuación podéis ver fotos (clandestinas, porque no estaba permitido fotagrafiar) de algunas mesas de círculos más humildes, que no por eso de menos calidad.

Zona de doujinshis de Tsubasa Reservoir Chronicles, con algunos libros de la pareja Kurogane y Fye.

Un cosplayer de Kaito Kid, en su propia mesa y con su propio doujinshi. El pobre hacía como que leía, no quería que le echara la foto, pero no sabía como decírmelo (¡extranjeros occidentales al poder!).

Un círculo multidfandom. Como podéis apreciar, tenían doujinshis de Fullmetal Alchemist y de Sengoku Basara. No es muy habitual que en una misma mesa se vendan doujinshis de diferentes series. Ya que los círculos se organizan por zonas y los compradores sólo van a la zona que les interesa, es raro que vendan libros cuya temática no se corresponda con la de los vecinos. Muchos círculos incluso se especializan en una sola pareja. Pero siempre hay excepciones. Las anteriormente mencionadas Eiki Eiki y Taishi Zaou han hecho de todo, desde Gundam, pasando por Fullmetal Alchemist, Death Note, hasta Keroro o Gurren Lagann. La imaginación no tiene límites y cada círculo es un mundo.

Círculo especializado en doujinshis yaoi de Ookiku Furikabutte. El pobre chico no sabía dónde meterse xDD ¿Quién dijo que el yaoi era sólo cosa de mujeres?

Otro espacio con doujinshis de Oofuri, regentado por ¡Bielorrusia! A este círculo parece que les habían ido bien las cosas, tenían uno de los libros agotado.

Antes ha aparecido Bielorrusia, así que creo que es un buen momento para hablar de los doujinshis de Hetalia. En el Comiket 77, Hetalia tenía una presencia apabullante. Una cuarta parte del pabellón este estaba invadida por doujinshis, cosplayers y entusiastas de la serie. Se nota que este fandom está pasando por un momento muy bueno ahora mismo y es de los más populares en Japón. Había filas enteras de mesas dedicadas a un país o a una pareja, una auténtica pasada.

Por supuesto, aproveché para llevarme los doujinshis de mis círculos preferidos y conseguir alguna que otra firma. Ah, en la foto de arriba aparecen dos muñecos customizados como Austria y Hungría.

Después de pasar un buen rato comprando y cuando ya faltaba poco para que el evento cerrase (duraba hasta las 16h), decidí salir del pabellón este e ir al jardín para ver algunos cosplayers.

El pasillo y las escaleras mecánicas estaban abarrotados.

Nada más salir me encontré con este alegre y numeroso grupo de cosplayers de Touhou. Había tanto chicos como chicas y los trajes se veían estupendos.

Estuve paseando por la zona y alucinando con los cosplays. Había muchísima gente y tuve que tener cuidado para no empujar ni pisar a nadie. Aquí las fotografías sí estaban permitidas. Pasé mucha vergüenza, pero pedí algunas fotos y los cosplayers posaron encantados.

Un cosplay precioso de Miku Hatsune y Luka Megurine, basado en la canción Magnet. Las fotografías no han quedado demasiado bien porque a esa hora de la tarde los rayos del sol japonés caían en un ángulo raro.

Aquí el sol atacaba con saña. Pero me hizo gracia este grupo de Macross Frontier (no me digáis que Hime no es mono). Una cosa que se puede apreciar en esta foto es la pasión de los japoneses por los tacones y las plataformas. Puede que se deba a un complejo, pero la inmensa mayoría de cosplayers que vi llevaban zapatos especiales. Y los tacones de las Sheryls de arriba no son nada en comparación con las plataformazas que llegué a ver por esos lares. Uno se puede maravillar con los trajes, las pelucas y los complementos, pero mejor evitar mirar a los pies.

¿Alemania y Chibitalia? Sí, es una imagen cronológicamente imposible, pero son tan dulces >///<
Si con el anterior cosplay me enternecí, con este ya morí de felicidad. Son dos versiones de Ichiro Irabu, el protagonista de Kuchu Buranko.

Con esta foto, cierro el apartado de cosplay y paso a la segunda parte del reportaje. Las imágenes que habéis visto hasta ahora eran del primer día del Comiket. El evento duraba tres días, pero yo solamente me pasé los dos primeros. El tercer día era el del monopolio hentai y el tema no me interesaba lo suficiente como para desplazarme hasta allí. Así pues, nos queda el segundo día.

Bien, el segundo día intenté llevar al cabo mi plan de conquista del Comiket. Un par de meses antes de coger el avión a Tokyo, conocí a través de internet a un dibujante llamado Kxela. Nos escribimos y, como el chico era muy majo, me ofreció la posibilidad de pasar el segundo día del Comiket en su stand. El 30 de diciembre nos encontramos a las 7 de la mañana en las inmediaciones del Tokyo Big Sight.

Con el pase VIP que se puede ver en la foto de arriba, entramos en el recinto antes que la resta de los mortales corrientes y molientes. Él iba con su maleta llena de doujinshis, yo con unos cuantos números de la antología de Hetalia. Una vez dentro del pabellón este que nos pertocaba, buscamos la mesa de Kxela.

Ya que llegamos temprano, pude ver como se montaban los stands, como iban llegando los círculos. El ambiente era mágico, algo maravilloso estaba a punto de ocurrir. Kxela se puso manos a la obra: sacó los libros, cubrió la mesa con una tela, colocó el merchandising, etiquetó los ejemplares de muestra. Intenté ayudar en lo posible, a pesar de estar completamente embelesada por lo que estaba viviendo.

Aquí está Kxela, con el stand ya montado y cara de satisfacción. Algunos datos sobre él: es hijo de padres japoneses residentes en Estados Unidos, así que habla muy bien tanto el inglés como el japonés. Ha estudiado animación y tiene como objetivo trabajar en la industria del manganime. Dibuja doujinshis originales y también algunos basados en el juego Touhou. Este año tenía varios libros de Touhou y es por eso que la mesa estaba en la zona correspondiente a esta temática. Pero en ese espacio había un intruso...

Entre ojitos brillantes y caritas moe, se escondía una portada arcoiris gaymente festiva. La verdad es que no pegaba ni con cola, pero el magnánimo Kxela me permitió añadir mi colaboración personal al asunto. Antes de que se abriesen las puertas del evento, quedaba un último paso administrativo: que los responsables del Comiket revisasen nuestra mercancía. Yo estaba bastante preocupada, pues no sabía si les parecería bien tener una antología yaoi de Hetalia en la zona de doujinshis de Touhou y crucé los dedos.

Cuando se acercaron, mi nerviosismo aumentó. Eso sí, la razón era muy distinta. Y es que me parecieron muy monos y quise hacerles una foto disimuladamente. Ignoro si el señor del traje iba de cosplay, pero en ese momento lo vi como el seme con gafas perfecto. Y el chico (ukeeee) iba crossplayeado de Touhou, con su lacito y faldita, así que mi termómetro fujoshi se disparó.

Mientras yo estaba un poco apartada, haciendo fotos a destajo (seguro que se dieron cuenta), los tres japoneses no perdían el tiempo. Puedo imaginarme el momento en el que llegó el turno de la antología de Hetalia. El señor trajeado diría algo como: ¿Esto qué es? ¿Es de tu círculo? Y Kxela respondería con valentía: Es de esta chica de aquí, que hoy estará conmigo.

Fuera como fuese, Kxela consiguió que los organizadores me dejasen hacer. En esta foto de aquí se puede ver la etiqueta que le pusimos al ejemplar de muestra, que ahora ha pasado a formar parte del archivo de doujinshis de Comiket.

Después de que todo estuviera listo y revisado, esperamos a que las puertas del Comiket se abriesen. Yo estaba muy ilusionada y pensaba que las antologías se venderían como churros. Pero la realidad fue muy distinta: no pude vender ni una. Y la razón fue de lo más práctica, y es que no estaba en la zona correcta. Gracias a esta experiencia he comprobado que los japoneses suelen ser muy organizados. Aparte de eso, es lógico que las personas que van a la zona de Touhou busquen moe y no yaoi.

Dejando de lado el disgusto bastante tonto que me llevé, disfruté de mi segundo día en el Comiket al máximo. Pude ver desde dentro cómo se vendían los libros, la comunicación que había entre dibujante y lector, la ilusión y el trabajo duro.

Esto es lo que veían desde la silla en la que estaba sentada. El dibujante de la mesa de al lado, hablando con un "amigo" suyo. Mucha gente pasando como corrientes de aire. Bullicio y alegría otaku.

Lo bueno de ser dos personas en un stand es que se puede salir tranquilamente para ir al lavabo o a hacer alguna compra. Kxela me dejó sola alguna que otra vez y pasé nervios por si se acercaba alguien y quería comprar algo. ¡Conseguí vender una chapa a un japonés! Si es que la comunicación es universal y no entiende de lenguas.

Ese día también salí a comprar algunos doujinshi, aunque no fueron tantos como el primer día. Ya que he tocado este tema, voy a poner fotos de mi botín para dar envidia.

Las capturas del primer día. No sé si es mucho o poco, pero me pesaban las bolsas. Compré doujins de Hetalia, Nabari no ou, Sayonara zetsubou sensei, Last exile, Tengen toppa gurren lagann, Fullmetal alchemist, Sokyu no fafner, Princess princess y uno original de Yun Kouga.

El segundo día no tenía tanto dinero y estaba un poco triste, así que no me llevé tantos libros a casa. Me compré los doujins de Kxela, Reborn, Eyeshield 21 y Black Jack. Como si no fuera suficiente, los días posteriores al Comiket fui a vaciar las Mandarakes de Tokio.

En resumen, mi experiencia en el Comiket fue muy enriquecedora. Vi in situ la mayor feria de doujinshis del mundo, frikeé a gusto y me relacioné con gente talentosa. Aprendí cómo se organiza el evento, información que me servirá sin duda para los próximos intentos de conquista de Japón.

Si hay algún aspecto del reportaje que no haya quedado claro, por favor, enviad vuestras preguntas al e-mail del fanzine. Próximamente estará en línea la tercera parte, que tratará sobre los sitios de interés otaku en Tokio.

P.D. A los interesados en el Comiket que estéis buscando más información menos subjetiva os aconsejo visitar la página oficial del evento. Ha sido actualizada hace poco con un .pdf muy completo (en inglés), que encontraréis en el apartado "What is the Comic Market?".

3 comments:

keisuke-ivan said...

Hola guapísima, soy Iván del fanzine "La poción de la vida".

Esperaba impaciente este artículo, y la verdad me ha dejado con unas ganas terribles de dibujar algo y mostrarlo al mundo japonés.
Es increíble la pasión con que se vive el mundo alrededor de los doujinshis, incluso dibujantes profesionales, esto es más de lo que esperaba.
Los fanzineros nos hemos equivocado de país, aquí en España la cultura de doujinshis es nula.
Por cierto ¿qué porcentaje de dojins originales crees que había en el Comiket? Porque como los clasifican por series, los que no son de ninguna sino que son propios ¿dónde los ubicaban?

A sí, ¿En qué idioma estaban los doujins?

Una lástima que no vendieras ni uno, ¿volverás a intentarlo otra vez?

Si vuelves a intentarlo con otro doujin, me ofrezco a maquetarlo de forma profesional.

Las he contado, 5744 mesas lo que equivale a 10.000-30.000 doujins aproximadamente. Que triste se necesitan 25 días para ojearlos todos unos 30 segundos, y 180.000 € para comprarlos todos.

Kano said...

Whoa... *0*
Arima... ¿De verdad todo eso existe y no es el mundo de las maravillas de FujoAlicia...? *-*
De verdad, no termino de creermelo... ¡Que enormisima cantidad de doujinshis, doujinshis y más doujinshis! ¡Cualquiera se vuelve loco! Es para dejarse el sueldo de todo un mes, aquí xD
La verdad es que ya estaria bien tener algun evento con un intento de parecido a la Comiket aqui en España... EL SDM y el SDC (los unicos que he tenido la suerte de ir) dejan bastante que desear, sobretodo a lo que concierne doujinkas internacionales (quiero algo de Royal*Garden que sea más que simples fotocopias ;-;)

Pero bueno, me alegro que la experiencia sea tan positiva y, ¡ey! ¡Que no todo circle puede presumir de tener un ejemplar suyo en los archivos de la Comiket. Todo un logro, ¡felicidades! =D

Por cierto, no habeis dicho nada pero... ¿alguna posible novedad por el SDC? =3 Y me uno a la petición de keisuke-ivan sobre en qué idiomas estaban los doujinshis... Y si es posible para una otaku que chapurrea más bien mal el japonés no morir en el intento de comprar un doujinshi xD

¡Kuidatte! =3

Arima Shiro said...

Kano, Keisuke, muchas gracias por vuestros mensajes.

Aprovecho ahora para contestar algunas preguntas.

Sí, había doujinshis originales, aunque la cantidad era pequeña en comparación con los doujinshis basados en series ya existentes. Lo que he visto es que muchos autores hacían las dos cosas (como mi anfitrión Kxela, por ejemplo), tanto libros originales como parodias. Con las parodias atraían la atención de los lectores, y una vez se habían ganado su simpatía, vendían originales. Al menos eso deduzco yo. No es fácil publicar una historia original si uno no se da a conocer antes.

De la misma forma que las parodias, las historias originales iban clasificadas por géneros: románticas, ciencia-ficción, aventuras... Otro dato curioso es que no sólo había cómic, en muchas mesas vendían novelas escritas por aficionados (algo así como fanfiction en papel, supongo).

En cuanto al idioma, el 99,999999% de los libros estaba en japonés. Hasta donde yo sé, los círculos extranjeros son una rareza en el Comiket. Conocí a un par de autores que venían de otros países (aunque tenían familiares japoneses) y todos ellos tenían sus doujinshis en japonés. Así que ya sabéis, tocará ponerse a estudiar el idioma o buscar algún amigo traductor para poder disfrutar de toda esa cultura popular.

A pesar de que mi primera vez en el Comiket fue bastante desastrosa, estoy resuelta a intentarlo de nuevo. Voy a hacer uso de mis contactos para encontrar a un traductor japonés y, si todo va bien, volveré a volar a Japón en diciembre de este año.

Esta semana actualizaré el blog con información sobre las novedades fanzineras que ofrecerá Life in a Glasscase esta primavera/verano.

Gracias por leer y perdonad por el tochazo.